Francisco Abenante
Detrás de la cocina de Casa Bistró
En una casa de paredes y columnas blancas, un grupo de mesoneros se esfuerzan por mantener atendidos a todos los clientes que permanecen en el local. A los pocos minutos se amontonan frente a una figura robusta con aspecto de rockero, quien se coloca la clásica filipina de chef y se dirige a nosotros para compartir unas palabras. Su nombre es Francisco Abenante, ganador del Tenedor de Oro 2009 y chef de Casa Bistró, un restaurante que abrió sus puertas recientemente para satisfacer los paladares caraqueños:
APRENDER CON EL TRABAJO
No estudié cocina porque en la época cuando empecé a trabajar no existían las escuelas de cocina en Venezuela, así que me tocó aprender trabajando. Me inspiró el gusto por la comida, que es algo común a todos los cocineros; una relación especial con la comida y el hecho de comer. Desde la infancia tuve mucha curiosidad por la cocina de mi casa, de mi tía, de mis abuelos y por ahí fui descubriendo cosas. En mi casa se comía muy rico, era una comida muy sencilla que tenía que ver básicamente con la forma de comer de los caraqueños.
Mi atracción por la comida venezolana surge del hecho de haber conocido al profesor José Rafael Lovera y de haber formado parte del CEGA (Centro de Estudios Gastronómicos) en sus inicios, cuando no existía como escuela, sino en la casa del profesor Lovera en Bello Monte. Ahí se reunían cocineros, o gente que había escogido la cocina como forma de vida, los domingos en la mañana para conversar de gastronomía, de historia, de nutrición, de comida venezolana y de muchísimas cosas más. Edgar Leal, quien en ese momento era mi jefe, era miembro del CEGA y me invitó a una reunión, el grupo me aceptó y comencé a formar parte de él. Ahí fue donde me presentaron la comida venezolana. Amplia, rica y con muchísimas facetas. Después fue cuestión de investigaciones personales, de comenzar a hacer pruebas.
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